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Fotografía ilustrativa del artículo

Nos vamos a Marte

Autoría: Juan Manuel García Ruiz

ESA , ExoMars , Geología , Marte

La misión ExoMars consiguió la aprobación y la financiación necesaria de la Comisión Ministerial de la Agencia Espacial Europea. El primer rover europeo, el Rosalind Franklin, viajará a Marte en 2028 con el objetivo de buscar pruebas de vida en Marte

El 20 de septiembre de 2022, hace dos meses, la misión ExoMars22 de la Agencia Espacial Europea (ESA) debía haber lanzado un cohete que llevaría a al espacio un róver y su correspondiente plataforma de aterrizaje desde el cosmódromo ruso de Baikonur aprovechando que la Tierra y Marte se encuentran en una posición cercana. Científicos e ingenieros europeos y rusos han estado trabajando durante quince años para que la misión fuera un éxito. Lo hubiera sido. El objetivo no era otro que encontrar vida en Marte y el róver, que lleva el nombre de la cristalógrafa británica Rosalind Franklin, codescubridora de la estructura del ADN, iba tan bien equipado que, si la hubiera habido, la hubiéramos detectado. Todo estaba dispuesto y preparado para irnos a Marte, pero hace cinco meses la Agencia Espacial Europea decidió romper el acuerdo de cooperación con Rusia tras la declaración de guerra de Rusia contra Ucrania. El lanzamiento se canceló, sine die porque la contribución de la agencia espacial rusa Roskosmos era fundamental, especialmente por la plataforma de aterrizaje.

Pero ayer, día 23 de noviembre de 2022, la comisión interministerial de la ESA, reunida en París, aprobó la financiación adicional necesaria para diseñar y producir una nueva plataforma de aterrizaje. Con esta inversión de unos 360 millones de dólares la misión ExoMars se salva de la cancelación -algo que hubiera sido un gran error- y se aprueba llevar al rover europeo a Marte en 2028. Estas medidas se interpretan como un premio al excelente trabajo realizado por los científicos e ingenieros involucrados en la misión, que el pasado 18 de octubre se reunieron en Turin para producir un detallado informe sobre las excelencias de la misión y del diseño del rover Rosalind Franklin y confirmar que los equipos de vuelo y los análogos de Tierra siguen completamente operativos. NASA contribuirá con el lanzador de la misión, el motor de frenado,   controlar el aterrizaje, y el sistema de calefacción de radioisótopos para que el rover sobreviva a las gélidas noches marcianas.

Ensamblaje del robot Rosalind Franklin

Todos los que de una forma u otra participamos en esta misión estamos muy contentos de que el proyecto siga adelante después de los retrasos debidos a la pandemia y a la invasión rusa de Ucrania. El Rosalind Franklin es un rover muy diferente de los otros seis que se han enviado a Marte por la NASA o por la agencia espacial china, incluyendo a los que ahora están allí trabajando, Curiosity y Perseverance. Nuestro rover europeo lleva un taladro que nos permitirá perforar la superficie de Marte hasta dos metros de profundidad con lo que por primera vez se accederá a muestras de suelo y rocas que están a resguardo de la inhóspita atmosfera marciana y de la intensa radiación que recibe su superficie. Además, puede que a esas profundidades podamos tener agua liquida en mayor o menor medida. ExoMars lleva una serie de equipos que van a estudiar las muestras no solo de la superficie marciana -como hacen los otros robots” sino también esas muestras que va a extraer del subsuelo. Y lo hará con los instrumentos más avanzados, varias cámaras fotográficas, un microscopio óptico, espectroscopia Raman e infrarroja, cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas, y multitud de sondas. Toda una batería de máquinas para encontrar indicios, orgánicos, químicos y/o morfológicos.

Pruebas de laboratorio del modelo de Tierra del Rosalind Franklin en ALTEC (Turin, Italia)

Pero lo que tiene encandilados a los científicos y a los responsables de las agencias espaciales es que el rover europeo aterrizará en Oxia Planum, una extensa llanura formada por rocas que tienen más de 4000 millones de años de antigüedad ¿Por qué es este dato importante? Porque tanto la Tierra como Marte tienen unos 4500 millones de años de edad y en nuestro planeta han desaparecido, devoradas por su intensa actividad tectónica, todas las rocas de la corteza de los primeros 560 millones de años. Y es en ese periodo de tiempo cuando pensamos que se originó la vida en la Tierra. Por lo tanto, ExoMars nos va a abrir una ventana a un periodo crucial de la historia de la Tierra del que no quedan restos geológicos en nuestro planeta. Oxia Planum es una llanura que contiene evidencias de un sistema fluvial fósil, arcillas depositadas en un ambiente acuático y muy probablemente compuestos orgánicos que debieron formarse abióticamente en las primeras atmósferas del planeta Marte y que podrían estar absorbidos en las arcillas. Esta combinación de arcillas y materia orgánica ha podido catalizar la síntesis orgánica hacia sistemas prebióticos complejos. ¿También a la vida? No lo sabremos hasta que el rover Rosalind Franklin nos comience a enviar las fotos y los datos recogidos por sus instrumentos de exploración.

Juan Manuel García Ruiz
Científico Interdisciplinar de la misión ExoMars

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