El Grupo de Investigación ‘Recursos Hídricos y Geología Ambiental’ de la Universidad de Almería determina que en el origen de esta joya arqueológica solo intervino agua de lluvia, no agua marina, en un estudio publicado en Geosciences
La Geoda Gigante de yeso de Pulpí ha suscitado el interés de la comunidad científica desde que en 1999 fue descubierta. Algunos trabajos de investigación publicados durante los últimos 20 años sugieren que sus cristales de hasta 2 metros de longitud se formaron totalmente bajo el agua en condiciones de gran estabilidad y a una temperatura aproximada de 20 grados. Sin embargo, todavía existían algunas incógnitas sobre su origen, tales como la edad de los cristales y las características del agua a partir de la que se formaron. A ello han dado respuesta Fernando Gázquez, José María Calaforra y Ángel Fernández-Cortés, del Grupo de Investigación ‘Recursos Hídricos y Geología Ambiental’ de la Universidad de Almería, contando con la participación de una alumna de TFM, Ana Monteserín, en los análisis realizados en el Laboratorio de isótopos estables de la UAL.
Christina Obert, del Departamento Geología y Mineralogía de la Universidad de Colonia realizó las dataciones de los cristales en los que se ha trabajado para establecer por primera vez la edad de la geoda a través del análisis de isótopos de uranio y torio en el yeso. La geoda empezó a formarse hace 165.000 años, “coincidiendo con un periodo relativamente frío y seco durante el cual el nivel del mar se encontraba 60 m por debajo del actual”. Las características isotópicas del yeso han permitido determinar que los fluidos que lo generaron “estaban constituidos por agua de lluvia que se infiltraban en al acuífero donde se encuentra la geoda”. Por el contrario, “no se han observado aportes de agua marina durante su proceso de formación, a pesar de encontrarse a pocos kilómetros de distancia del Mar Mediterráneo”.
La revista Geosciences, de la editorial MPDI Switzerland, se ha hecho eco de estos descubrimientos y ha publicado un artículo con el contenido de la investigación con el título ‘The Absolute Age and Origin of the Giant Gypsum Geode of Pulpí’, que puede leerse íntegramente en el enlace https://www.mdpi.com/2076-3263/12/4/144. Se trata de una revista Q1 en General Earth and Planetary Sciences, de alto prestigio internacional. Cabe añadir que este trabajo ha estado financiado por el proyecto PALEOQUANT, de la Junta de Andalucía, que está dirigido por Fernando Gázquez. La temática tratada trasciende más allá del interés de los científicos y alcanza la sociedad de modo directo, ya que, no en vano, esta geoda es la única cueva de sus características abierta al público, desde el año 2019, en todo el mundo, y sus cristales de yeso transparentes la han convertido en un reclamo turístico fundamental.
En ese sentido, los investigadores han llamado la atención sobre que “la visita guiada incluye explicaciones sobre la actividad de extracción de plomo, hierro y plata en la Mina Rica donde se encuentra la geoda durante la primera mitad del siglo XX” y que “se explican los procesos geológicos que llevaron a la formación de los grandes cristales de yeso”. Una vez desvelados su resultados, “nuestra investigación representa un salto cualitativo en la calidad del contenido divulgativo de las visitas a la Geoda de Pulpí, ya que a partir de ahora los guías podrán ofrecer al público datos rigurosos y contrastados de la edad de formación de los cristales y sobre las condiciones en las que se formaron”. Han añadido, no obstante, que “se espera poder obtener mayor número de edades de distintos cristales en el futuro, lo que permitirá generar una historia del clima del pasado en esta región a partir del estudio de los cambios en los isótopos estables en el agua subterránea registrados por los cristales de yeso de la geoda”.
Sobre el proceso de investigación, “para determinar su edad hemos utilizado el método de datación por isótopos de uranio y torio; el uranio se incorpora al yeso a partir del agua de formación y posteriormente comienza a desintegrarse para producir otros elementos más ligeros, como el torio”. Así, analizando la concentración en el yeso de los isótopos de estos dos elementos se puede conocer la edad de formación del mineral: “En el caso de los cristales de la geoda, la concentración de uranio que presentan es extremadamente baja, en torno a 10 partes por billón, y esto ha supuesto un reto a la hora de determinar cuándo se formó, ya que cuanto menor es la concentración de uranio en el material, menos precisa será la edad obtenida”. A pesar de esta dificultad, y gracias a un método analítico optimizado desarrollado en la Universidad de Colonia, se ha logrado datar la cifra de 165.000 años antes referida: “El inicio de la cristalización del coincide con un periodo relativamente frio y seco conocido como Etapa Isotópica Marina 6, durante la cual el nivel del Mar Mediterráneo era 60 metros inferior al actual”.
Dicho esto, es importante destacar que además de su edad, se ha determinado el origen del agua que dio lugar a los cristales de la geoda mediante el análisis de isótopos estables de oxígeno e hidrógeno en las moléculas de agua que se encuentran asociadas al yeso: “Este método puntero desarrollado en el Laboratorio de Isótopos estables de la Universidad de Almería permite conocer las características del agua a partir de las que se formó el yeso”. Esto se debe a que aguas con distinto origen, por ejemplo, el agua marina o el agua de lluvia, presentan diferencias isotópicas. Los resultados indican que “la geoda se formó a partir de agua de lluvia que se infiltraba en el acuífero y se carga en sales (sulfato y calcio) al entrar en contacto con los materiales geológicos de la Sierra del Aguilón, donde se encuentra”. El yeso comenzó a formarse muy lentamente y en condiciones de alta estabilidad en las oquedades que estaban ocupadas por el agua subterránea. En una fase mucho más reciente, el nivel del agua descendió y la geoda quedó emergida, hasta que fue descubierta por un grupo de aficionados a la mineralogía en 1999.
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